29.7.09

cuando duele seguir


a Walter, encerrado y sonriente.

Si es sólo tu corazón el que quieres dejar,
tienes que enviarlo
-es decir: tendrán que enviarlo-
al National Heart Hospital.
En fin,
que decidí que ya era hora de echarme una buena pinta de cerveza,
enviar la mitad de mi corazón rumbo a Westmorenland Street,
la otra mitad rumbo al instituto de Cardiología de México,
me despedí de los serpentines y de los matraces,
me di media vuelta
y emprendí la marcha de nuevo
con la energía rodante de un escarabajo:
Cómo Sísifo,
primo,
durante cada día,
tengo que cargar a cuestas una enorme piedra:
pero la voy labrando en el camino
para que siempre sea distinta a la del día anterior.
Pero bueno, me dije,
levantarse es preciso, desayunar no lo es;
acobardarse es preciso, escribirle
a los amigos tampoco
ponerse la corbata
es a veces necesario,
ponerse trágico no lo es;
hablar es preciso, callar también,
la muerte es hereditaria,
la esterilidad no lo es.
Y pensé que no siendo yo Julio César
que le heredó a sus súbditos sus jardines y sus cuidades,
podría en cambio heredarte el planeta entero con todos sus océanos
y paisajes naturales
-a tí que tanto te gustan-,
sin olvidarme de los trebolares sin suerte
y de los volcanes sumisos a la leyenda y a la historia.
Pero si querés, también te puedo dejar
mis recuerdos de Europa...


el texto es de mi gran amor, Palinuro de México, Fernando del Paso

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